viernes, 12 de agosto de 2011

Alma de...

De abstractos y poemas,
de tinta en forma de acuarela
o pequeñas formas asimétricas
en lienzo o celulosa
que nunca llegarán
a 451 grados.
De píxeles en las manos
y en los ojos,
a todo color
o en mil gamas de gris.
De historias de vagabundos
que nadie quiere conocer,
y de gatos negros que viven
debajo de unas escaleras
o un paraguas
y que se miran en
espejos rotos.
De maderas de escenarios
con música o voces de fondo,
de telones rojos cada noche,
de puntas que vuelan
atadas con dos cintas.
De verde por la ventana
y de azul en el espejo.
Del naranja y el jazz
de la bohemia
en bares de mala muerte
con aseos con pájaros de amor
pegados a los azulejos
y a los cuerpos.
De mí misma.
Pero nunca de algo común.
¿Entiendes?
No tengo alma
de artista ni de bohemia,
de poeta ni de actriz
ni de bailarina.
Tengo alma de mí misma.
Nomás.

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