domingo, 30 de enero de 2011

Se busca poeta

-Y tú, ¿qué quieres ser de mayor?
-Quiero ser poeta, pero ante todo quiero ser feliz, aunque esta aclaración redunde.
-Difícil oficio ese de ser feliz.
-Nadie dijo nunca que ser feliz fuese fácil, excepto para un poeta. Aunque su felicidad no consiste siempre en sonreír, sino en dejar a su corazón hablar.
-¿Por qué un poeta tiene ese privilegio? ¿Por qué escribir poesía, versos ordenados uno tras otro, te da la felicidad?
-Ser poeta no es sólo plasmar delirios del corazón en un folio, aunque también forma parte de ese arte. Ser poeta es mucho más.
Es poder ordenar tus sentimientos y, en ocasiones contárselos a un folio a través de un bolígrafo; aunque también hay poetas mancos.
Es recitar versos a Natura, a Cupido o a una lágrima que nunca llegará a besar el suelo; aunque también hay poetas mudos.
Y es que ser poeta es mucho más que dejar fluir las palabras en el papel, mucho más que sentir los versos acariciando o desgarrando tus cuerdas vocales hasta llegar a tus labios; porque se puede  incluso dejar de escribir, pero nunca se puede dejar de ser poeta. Un poeta nunca estará en paro porque sus sentimientos nunca lo abandonan, siempre lo acompañan aunque éste no quiera sentir al recordar, aunque no desee reír o llorar. Y es que asaltan al poeta en el momento menos oportuno, y no les importa en absoluto. Aunque crea que esos sentimientos forman parte del pasado, regresarán en verso a abrir heridas o a añorar momentos de antaño; aunque esté nadando en el mar o dormitando bajo un roble del bosque, el verso llega al poeta, lo acosa hasta que no accede a sus deseos de llegar a un papel; aunque el poeta ame o sea amado, puede odiar o ser odiado a causa de un poema; aunque un poeta sea feliz o una persona totalmente destruida por la vida, puede cambiar, sustituir esa felicidad por una amarga sonrisa, o viceversa, incluso unos versos, o uno sólo, pueden obsesionar al poeta hasta tal punto de no dejarle dormir o comer, de abandonar su patria o incluso llevarlo hasta la muerte. Ser poeta no es escribir una antología de poemas por los que se paga un precio; la poesía no se compra ni se vende, su valor es incalculable, no es una mercancía, la poesía es un modo de vida. El poeta nace, no se hace, nadie puede escribir versos si no los siente, si nada ni nadie le provoca un sentimiento de tal magnitud que sienta la necesidad de escribirlo o recitarlo o simplemente amarlo dentro de sí, si no está decidido a renunciar a todo –amor, familia, amistad, trabajo, dinero, etc.- por su amor a la poesía. Y es que nadie dijo que ser poeta fuera fácil.

miércoles, 26 de enero de 2011

Carlos Salem

no hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza
por eso de que sus caderas...

ya sé de sobra que tiene esa sonrisa
y esas maneras
y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da.

pero además la he visto seria ser ella misma
y en serio que eso no se puede escribir en un poema.

por eso, eso que me cuentas de que mírala cómo bebe las cervezas
y cómo se revuelve sobre las baldosas
y qué facil parece a veces enamorarse.

todo eso de que ella puede llegar a ser ese puto único motivo
de seguir vivo y a la mierda con la autodestrucción...

todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre.

pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que ella aparezca de golpe y de frente
para decirte, venga, hazte un peta y me lo cuentas.

no sabes lo que es despertarte y que ella se retuerza y bostece,
luego te abrace,
y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo.

así que supondrás que yo soy el primero que entiende
el que pierdas la cabeza por sus piernas
y el sentido por sus palabras
y los huevos por un minimo roce de mejilla.

que las suspicacias,
los disimulos cuando su culo pasa,
las incomodidades de orgullo que pueda provocarte
son algo con lo que ya cuento.

quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada,
que hace tiempo que escribo los míos.

que yo también la veo.
que cuando ella cruza por debajo del cielo sólo el tonto mira al cielo.

que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior.

que conozco su voz en formato susurro
y formato gemido
y en formato secreto.

que me sé sus cicatrices
y el sitio que la tienes que tocar en el este de su pie izquierdo para conseguir que se ría,
y me sé lo de sus rodillas
y la forma que rozar las cuerdas de una guitarra.

que yo también he memorizado su numero de teléfono
pero también el número de sus escalones
y el número de veces que afina las cuerdas antes de ahorcarse por bulerías.

que no solo conozco su última pesadilla,
también las mil anteriores,
y yo sí que no tengo cojones a decirle que no a nada
porque tengo más deudas con su espalda
de las que nadie tendrá jamás con la luna (y mira que hay tontos enamorados en este mundo).

que sé la cara que pone cuando se deja ser completamente ella,
rendida a ese puto milagro que supone que exista.

que la he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos,
y la he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que le puso el camino,
y la he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana: no me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo.

que lo de "mira sí, un polvo es un polvo",
y eso del tesoro pintado de rojo sobre sus uñas
y sólo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre.

que te entiendo.
que yo escribo sobre lo mismo.
sobre la misma.

que razones tenemos todos.

pero yo
muchas más que vosotros.



Nadie tiene un corazón como el de Otto.


sábado, 22 de enero de 2011

Simples palabras

"Sólo son palabras" dijo un sinalma a un poeta. Ese sinalma piensa y siente (poco, pero lo hace), y es posible gracias a las palabras; algunas las usa para sensaciones banales (como "qué frío hace aquí") y otras ocuparán su mente varias horas al día, como "trabajo","dinero" o "hipoteca"; pero para el poeta cuya alma llora desde aquel momento, las palabras importantes son las que tienen que ver con el corazón. La palabra por excelencia es "amor"; a algunos (muchos, por desgracia) les parece cursi, pero es el motor del alma. El amor, el de verdad, lucha por algo o alguien, y es la única fuerza que de verdad es capaz de mover el mundo; el dinero del sinalma no lo salvará de la ira de Gea, pero el amor si ayudará al poeta en cualquier tempestad. El amor hace al humano luchar por su madre Tierra y sus moradores, lo hace buscar la libertad de éstos aunque le cueste la suya propia. El amor lleva al humano a pelear a muerte por sus amigosy hermanos. El amor lleva al hombre hasta límites que nunca imaginaría, lo lleva al fin del mundo por una sola persona, le roba sueños con un beso, estremece su corazón con una imagen del recuerdo, lo hace llorar de impotencia, alegría o nostalgia... El amor es, por lo que puede conseguir de un cuerpecito enclenque y vulnerable, simplemente magia.

martes, 18 de enero de 2011

Prohibido fijar cARTEles

¿Reprenderéis al Arte por fijar carteles sobre sí mismo? Si prohibís el Arte, ¿cómo pensáis desarrollar vuestras mentes? ¿a base de máquinas?


El Arte tiene un enemigo que se llama Ignorancia

domingo, 16 de enero de 2011

Marinamente

Atardecía. El agua, siempre vestida de algún tono diferente pero azul al fin y al cabo, era coronada por esponjosa espuma blanca que llegaba a la orilla con fuerza salvaje. Los guijarros que allí yacían la esperaban inmóviles, conocedores de que la mayoría de ellos acompañarían a la ola hacia lo más profundo del mar.
En la superficie, ya lejos del fondo marino, besaban el mar los últimos rayos del día; una comunión perfecta entre azul y naranja que llamó la atención de un volador de alas azabache, envidioso.
Todo se teñía de ocaso y me era más fácil captar los verdaderos colores de las piedras, que se mostraban ante mis ojos en su más pura realidad. Agachada para tocarlas, una enorme ola llegó hasta mí mojando mis pies, en un ataque de protección de sus pequeñas obras de arte. Le expliqué que mi intención era conocerlos, y con una suave y tímida espuma que acarició mis manos comprendí su perdón. Eché unos cuantos trocitos de mar a mi bolsillo, y me marché. Observé con asombro, desde la lejanía, su bravura inmutable en cada ola, recorrí con un último vistazo el acantilado rodeado de enormes rocas; la línea del horizonte interrumpida por un islote, pequeño paraíso en mitad del mar; la curva de arena que rodeaba el agua y los millones de piedritas que ya nadie volvería a ver.
Pero, sobre todo, en ese último momento, desee como siempre poder llegar al horizonte para ver de dónde vienen esas perfectas figuras azules.

viernes, 14 de enero de 2011

Au revoir, nochélogos


Cada vez entiendo menos al puño rojo de mi pecho. No sé, desde hace algún tiempo, parece que hablásemos idiomas distintos; mejor dicho, hace tiempo que no hablamos, que no mantenemos nochélogos interminables sobre nuestros miles de sensaciones. Por las noches ya no me asaltan sus latidos interrogantes desvelándome, ya no me abstrae a su mundo de emociones y sentimientos, ya no guía a mi mano en sus viajes por mil folios. Es decir, que bombea sentimientos con dificultad por mi cuerpo, que el ritmo de sus latidos es diferente a como yo lo conocía, es desganado y cuesta oírlo (y parece que mi oído interno no está por la labor). Ya ni yo le cuento nada ni él me dice qué tal le va, no me plantea ya sus dudas para que las resolvamos juntos y está haciendo un nudo de líos con cada poro de mi piel. Antes accedía a sus emociones con total libertad, pero debe ser que perdí la llave (y maldita mi cabeza que no pensó en hacer una copia). Es como si estuviera enfadado conmigo, pero no sé por qué; es cierto que le hicieron daño, pero yo no lo permití adrede. En los momentos más insospechados se encoge ante algún doloroso recuerdo y me obliga así a dejar para después lo que esté haciendo, acapara toda mi atención pero no entiendo lo que quiere decirme; sé que es el amor quien le provoca insomnios y esos dolores tan insoportables, sé que de mis labios debe salir la solución pero no acierta a decirme cuál es. 
No sé cómo quieren que escuche a mi corazón si ni él mismo sabe lo que siente.


lunes, 10 de enero de 2011

Menos mal que existe el mar

Nunca había sentido en mi piel una ola rota; creí que sería como la nata para las fresas, la espuma del champú o una mousse de chocolate. Pero no.
La verdadera espuma marina se deshace entre tus poros, recomponiéndose rápidamente, y deja como único recuerdo de ese efímero momento miles de gotas de agua fresca que mojan tu piel. Y lo que es mejor, la traspasan. Se alojan en tu interior, te empapan por dentro y vuelven al mundo cuando tu corazón llora por los ojos; es por esto que las lágrimas son saladas.

sábado, 8 de enero de 2011

desHUMANISMO



Quizá el problema en que se encuentra sumido el ser humano y sus valores venga del Humanismo renacentista; la idea de “el hombre como medida de todas las cosas” ha sido distorsionada hasta límites inimaginables, y nadie se ha dado cuenta. Esta expresión surgió como rechazo a la mentalidad acerca de Dios y su omnipotencia, como exaltación del ser humano y de su disfrute en la vida terrena. Pero se ha convertido en un principio totalmente cambiado en la actualidad, y quizá ese sea el problema.
El hombre se toma como ejemplo de mesura, pero no a todo el colectivo, no a todos y cada uno de los seis mil millones de humanos que pueblan la Tierra. Cada humano se toma a sí mismo como medida del mundo, egocéntricamente, de manera que hay seis mil millones (y muchos millones más que hubo y habrá) de formas de medir las cosas. En la variedad está el gusto, dicen, pero aquí no tiene cabida esta reflexión. Todos los seres humanos tenemos los mismos derechos y deberes, las mismas capacidades, la misma estructura física y mental, al igual que todos los animales tienen el mismo número de patas, el instinto desarrollado para sobrevivir, y las plantas evolucionan para alimentarse únicamente del aire, el sol y el agua. Por ello, todos los seres humanos deberíamos saber dos cosas: la primera y fundamental, que no todo gira en torno a nosotros, individualmente hablando, que no todos los procesos, personas y demás cosas del mundo dependen sólo de nosotros, sino que la idea humanista se centra en el hombre como colectivo, como una unidad compacta en torno a la cual gira, como seres pensantes que somos, el resto del mundo. La segunda, y no por ello menospreciable, es que el colectivo de que hablo es una parte más del planeta, una de las miles o millones de poblaciones y especies que habitan en él, por lo que la idea humanista no debería servir más que para relegar al pasado ignorante la idea de que un Dios rige nuestras vidas.
El hecho de que nos consideremos humanistas en el sentido de que seguimos esta idea es una contradicción por varias razones: la gente que cree en un dios todopoderoso y regidor de sus vidas no podría, entonces, considerar que ha avanzado desde la Edad Media puesto que sigue atado a ese dios que los humanistas pretenden eliminar; por otro lado, los que no creen en ese dios y se consideran centro en torno al cual gira el resto del mundo, deberían saber que son parte prescindible en este gran sistema que es el universo, por lo que la idea humanista debe servirles exclusivamente para rechazar a un dios y poner en marcha su capacidad racional para convivir en el mundo de la manera más sostenible y armoniosa posible (cosa que, por otro lado, no consiguen, así que ¿de verdad merecen el calificativo de ser “pensante” y raza “superior”? ¿merecen llamarse humanistas?).
Quiero decir que deberíamos interiorizar el principio del Humanismo como medio para ser conscientes de que cada ser vivo tiene dominio únicamente sobre su propia vida; no debemos rendir cuentas a ningún dios, y no podemos controlar y someter la vida de diferentes seres a nuestra voluntad, sino que ellos mismos (ya sea desde su razón humana o desde su instinto animal o vegetal) la dirigirán a su gusto y orientada a sus necesidades.

lunes, 3 de enero de 2011

¿Por qué soñar?

No pasa una noche
sin que el soñador Morfeo
nos lleve con él
a viajar muy lejos.
Comienza una aventura,
-mejor decir que continúa:
esa vida paralela
que acontece bajo la luna.
Amores, alegrías,
cientos de llantos,
o un grito repentino
nos despierta de un sobresalto.
Sensaciones muy extrañas
al abrir los ojos,
notas que la almohada
guarda un secreto de oro.
Esa gente que conoces
sin haberla antes visto,
esos lugares, sensaciones
que jamás has sentido.
Esos sueños tan bonitos
que deseas se hagan realidad,
un buen día se cumplen
y llega a ti la felicidad.
Noches de amor puro,
de angustia y soledad,
no nos dejan indiferentes
cuando acabamos de despertar.
¿Por qué gastar
un tercio de nuestro día
durmiendo, soñando,
viviendo en otra vida?
¿Para qué dormir
si no es para soñar?
¿Por qué anochece
si no es para despertar?

sábado, 1 de enero de 2011

Feliz 2010

No sabes si será feliz el nuevo año o no, aunque lo desees, obviamente. Lo único que sabes es cómo fue el año que acabó con la primera uva. Dejas atrás millones de momentos que, al recordar, los ordenarás cronológica o sentimentalmente.
El frío del primero de enero, la llegada de la ansiada primavera, exámenes y más exámenes, la marcha de un amor partido entre el año anterior y el presente, el regreso de la amistad y sus sonrisas, olas en verano -mucho, mucho mar-, viajes inolvidables, nueva gente y personas que te acompañan desde hace años, fotografías y mil poemas de papel.
Esos, y muchos más, son los momentos que dicen que mi año 2010 fue genial, que se cumplió la típica frase de "Feliz año", que excepto uno de los episodios vividos, todos hacen que haya sido un año memorable con una nota de alegría en mis ojos.

Lo dicho, feliz 2010.