sábado, 31 de diciembre de 2011

Happy new year

Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestás tu mano en esta noche
de fìn de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.

Julio Cortázar

viernes, 23 de diciembre de 2011

La bailarina coja

(I)
Tantas veces quiso despertar una mañana metamorfoseado en esos dos párpados...Estaba seguro de que nunca lo había visto, así como de que tampoco se percataba de la mirada inmóvil que tenía encima durante esos ratos. ¿En dónde estaría la mente de ese cuerpo? ¿Qué pensaría, que la abstraía por completo? Un día le echó valor, se le acercó y se lo preguntó. La respuesta que obtuvo fue: bailo.


(II)
La bailarina coja danzaba de forma macabra por los adoquines rotos que formaban cuadros de un mal impresionista. En una esquina topó con el poeta al que ya había visto en alguna que otra barra de bar. Él le preguntó a dónde iba bailando tan melancólica y le contestó que al sitio donde él recitaría esa noche.
-¿A verme?
-No, a que me veas tú.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Dancing in the rain


A veces, en invierno no todo es malo,
la lluvia puede ser de Benedetti:

La lluvia es una reja y a través de esa reja veo el paisaje, las calles, tu rostro que parece llorar. Lo que ocurre es que la lluvia es un llanto, pero ¿de quién? ¿Alguien vio alguna vez las lágrimas de Cristo, cuando invocaba al padre y él nunca respondía?

La lluvia es salud. Si el entorno llora es porque vive. ¿Qué diferencia habrá entre llorar de amor y llorar de dolor? Hasta los ciegos ven la lluvia cuando ésta los bendice como un fantasma generoso.

Extendemos las manos y la lluvia las moja como una limosna. En mi memoria hay lluvia de ayer y no la olvido.

La lluvia es una reja y a través de esa reja me reconcilio con el mundo, que esta lleno de prójimos, de tristes. Con la lluvia se pagan las deudas del alma, que después de esa entrega va a dormir tranquila. Hay lluvias de palabras y lluvias de silencio.

La lluvia es una reja y a través de esa reja me veo en un espejo en que estoy pero enrejado.
Y cuando en una hora señalada no haya más lluvia y aparezca el sol, ese implacable, me veré extraño, casi otro, y sentiré nostalgia de la lluvia.


Endless

La sensación al acabar un libro es demoledora, de lo peor que puede experimentar un alma. La historia que acaba en tus manos sin que puedas hacer nada, delante de tus ojos que -aunque acabe feliz- llorarán por dentro. Frustración, inmóvil, miras al libro, buscas páginas nuevas hasta en la contraportada. Pero nada. Ya ha acabado. Los personajes se han quedado ahí, encerrados en la tinta; podrás releer la historia que tienen que contar, revivirán y, con ellos, aquellas experiencias únicas y propias, pero todo será distinto, nada te sorprenderá aunque hayas olvidado cosas -incluso el final-, nada será lo mismo. La empatía con ese pobre músico, con el poeta borracho, con una maga uruguaya... esa sonrisa o los miles de lágrimas se repetirán, pero sólo serán eso, repetición, no serán nada nuevo, único, sólo quedará la magia propia del libro pero no tus lágrimas ni tus sonrisas. Sólo una repetición, revivencia, renacer, retorno, rellanto, refrustración, retodo, todo estará en clave de re, en clave de do todo era mejor, con un aura especial de impaciencia, ansias de acabar y no, ver morir una historia -la de personajes o paisajes sensacionales con las que te identificabas- que quedará archivada bajo un título más o menos acertado, con suerte en una estantería  y con no tanta en una caja abandonada, esperando a otros ojos dispuestos a ser el escenario en el que contarse a sí mismos, en los que provocar algo que sólo ocurrirá una vez por cada libro y alma. Pero, en fin, supongo que era será la esencia propia de los libros.
Y claro que envidio a Bastian por encontrar ese libro...

(3 mayo 2011)

Infanticidio colectivo

Los niños son quienes más en contacto
están con el subconsciente.
Pero cada vez sueñan
menos y peor
por las limitaciones del lenguaje
y las obligaciones que les impone el reloj.

Sueños de otros

De repente, su cabeza ya no estaba hundida en la almohada, sino apoyada en unas manos morenas y llenas de polvo, que sostenían además una metralleta. Estaba rodeado de gente que huía mientras él disparaba al horizonte. Escuchó por primera vez un nombre que dedujo suyo, porque justo después una piel caliente y sucia tocó su espalda.
Entonces todo desapareció: las esquinas temerosas, las explosiones de humo naranja, los gritos. Sólo existían esos ojos negros que sonrieron invitándolo a un beso.
La almohada amaneció mojada por el sudor, al que siguió un río de lágrimas: había comprendido que ese sueño no era suyo, sino de alguien que ni siquiera podía soñar despierto.

(24 octubre 2011)

Séver led

Los desiertos que pienso
me ensucian la mente,
los charcos en los que saltan mis ojos
me empapan los huesos,
las manos que imagina mi piel
me arañan hasta desgarrar cada lunar,
los labios que inventa mi sonrisa
me dan besos que asesinan mi alma cada noche.

(22 noviembre 2011)

domingo, 11 de diciembre de 2011

Bisous


























De cama a cama

La luz era fría y el aire azul. Apenas tenían que mover los ojos para observar durante toda la noche cómo la luna, soberbia y redonda, se movía a sus anchas por el cielo, de cama en cama (todas grises, desgastadas por el tiempo), de estrella a estrella y me las tiro porque me tocan.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Art

Julay > You lie


Las paredes dicen
lo que la prensa calla.

Miroir

Últimamente me da
por intentar verme reflejada
en los muros,
creo que todo son espejos,
que en cualquier pared
o puerta de madera
me-veré-por-dos.
Pero no,
tengo que darme cuenta
de que sólo en el espejo
seré capaz de verme.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Gíglicos

-Me aburre el gíglico. Además, vos no tenés imaginación, siempre decís las mismas cosas. La gunfia, vaya novedad. Y no se dice "contando de".
-El gíglico lo inventé yo -dijo resentida la Maga-. Vos soltás cualquier cosa y te lucís, pero no es el verdadero gíglico.
-Pero vos te inventás las normas y en un lenguaje no se inventan. Sos una dictadora -le reprochó Oliveira.
-No soy dictadora; el gíglico es anárquico.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Des-humanos (II)

Me da pena -y rabia-
que no se dieran cuenta
del cambio de "personas"
a "gente".
Deshumanizados,
si es que alguna vez lo estuvieron.
Conformistas, comodones,
borregos.
¿Y el "atrévete a pensar"?
Insolidarios e irrespetuosos
excepto en Navidad
con ese par de céntimos de pena
que llamáis caridad.
Me da asco
que me incluyan en ese colectivo
con des-valores
y mareas de banderas azules.
Vuestro supuesto Dios
es capitalista,
hipócrita como vosotros,
os cargáis vidas
en nombre del dinero
y dormís tranquilos;
por eso no merecéis
-ni él tampoco-
mi respeto.

Des-humanos

En un mundo deshumanizado
pero con exceso de población.
En un mundo en el que en la televisión
no abren mentes sino piernas.
En un mundo devastado por una
de los dos millones de especies vivas.
En un mundo en que es más importante
el color de la piel que el de las miradas,
en el que no mata el hambre sino el hombre
en nombre de su dios (un barbudo o el dinero).
En este mundo en crisis de valores
quisiera no elegir a los títeres
sino al titiritero.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Mes châteaux

De pequeña
hacía castillos de arena
y también de plastilina
y de rotulador,
de cartas y palillos.
Ahora sólo sé
hacer castillos de humo,
mis construcciones son
del material de los sueños;
dejé de acariciar la sal como antes
hace ya tiempo,
y me da miedo hacerlos de naipes
porque siempre pierdo
y me quedaría sin sueño.

Dead

En la ciudad no hay nidos,
es decir: no hay pájaros.
No hay más vida
que la que permiten
el cemento y el asfalto.