sábado, 17 de noviembre de 2012

Qué sabrá Madrid

Me pregunto
"qué sabrá Madrid de despedidas"
mientras se desbordan
por los bolsillos de los ojos
recuerdos y nubes en llamas.
Qué sabrá Madrid de es-fumarse
ni de inter-caladas
si no le has fumado los labios,
si vive en constantes partidas y llegadas
y no soporta que mi patria
sean los versos de tus manos.
Qué sabrá ella de conservar amores
si siempre salen a sus espaldas
trenes en todas direcciones
(qué sabrá ella de conservar;
ese arte se reserva a las sábanas
que envasan al vacío
tus caricias en mi cuerpo).
Jugó con nuestro tiempo
pero no consiguió lo que se proponía;
la burlamos con Picasso, con Goya,
cada vez que amanecían
en nuestros labios amapolas.
Nos robó a trozos el corazón
y lo esparció en las miradas de los incrédulos,
en las hojas del botánico,
en las páginas de Moyano,
en huellas de gatos callejeros.
[...]

Artísticamente incorrectos

El autobús llegará justo cuando encendamos el cigarrillo 
y lloverá al día siguiente de lavar el coche, 
pero no sirve encender el cigarrillo para que llegue el autobús 
ni lavar el coche para que llueva.


Llegué con el corazón en barbecho
anegado en tinta china
-esa con la que se escriben los recuerdos
que empiezan por la "h"
del humo de un cigarro
que encendí para que el azar
te hiciera cruzar caminando.
Llegué con el corazón sudado
a un portal, casi sin aliento
porque voy siempre con prisas
y tú nunca llegas a tiempo,
y no quería que pasara de largo
el hombre de mis sueños.
Tomé tu mano cargada de sonetos
y me levantaste el vestido
para alejarme del miedo y el frío,
y llovían melodías del cielo
y tus pies con los míos
los bailaban en el suelo
sin paraguas, con sombrero.
[...]
Me deshice de cualquier reloj
que supiera medir el tiempo
y volví a encender un cigarro
a ver si aparecías pronto otra vez
con los bolsillos llenos
de miradas en verso
y quedarme a vivir
en tus metáforas y tus silencios.