sábado, 17 de noviembre de 2012

Qué sabrá Madrid

Me pregunto
"qué sabrá Madrid de despedidas"
mientras se desbordan
por los bolsillos de los ojos
recuerdos y nubes en llamas.
Qué sabrá Madrid de es-fumarse
ni de inter-caladas
si no le has fumado los labios,
si vive en constantes partidas y llegadas
y no soporta que mi patria
sean los versos de tus manos.
Qué sabrá ella de conservar amores
si siempre salen a sus espaldas
trenes en todas direcciones
(qué sabrá ella de conservar;
ese arte se reserva a las sábanas
que envasan al vacío
tus caricias en mi cuerpo).
Jugó con nuestro tiempo
pero no consiguió lo que se proponía;
la burlamos con Picasso, con Goya,
cada vez que amanecían
en nuestros labios amapolas.
Nos robó a trozos el corazón
y lo esparció en las miradas de los incrédulos,
en las hojas del botánico,
en las páginas de Moyano,
en huellas de gatos callejeros.
[...]

Artísticamente incorrectos

El autobús llegará justo cuando encendamos el cigarrillo 
y lloverá al día siguiente de lavar el coche, 
pero no sirve encender el cigarrillo para que llegue el autobús 
ni lavar el coche para que llueva.


Llegué con el corazón en barbecho
anegado en tinta china
-esa con la que se escriben los recuerdos
que empiezan por la "h"
del humo de un cigarro
que encendí para que el azar
te hiciera cruzar caminando.
Llegué con el corazón sudado
a un portal, casi sin aliento
porque voy siempre con prisas
y tú nunca llegas a tiempo,
y no quería que pasara de largo
el hombre de mis sueños.
Tomé tu mano cargada de sonetos
y me levantaste el vestido
para alejarme del miedo y el frío,
y llovían melodías del cielo
y tus pies con los míos
los bailaban en el suelo
sin paraguas, con sombrero.
[...]
Me deshice de cualquier reloj
que supiera medir el tiempo
y volví a encender un cigarro
a ver si aparecías pronto otra vez
con los bolsillos llenos
de miradas en verso
y quedarme a vivir
en tus metáforas y tus silencios.

lunes, 29 de octubre de 2012

Por mi falta de estilo (II)

Con este avión de juguete
me estrellas en la noche estrellada,
y yo grito con voz de Munch
al ritmo del picasso azul
mientras Degas nos mira y danzan
sus bailarinas sobre tu espalda.
El gran masturbador con su arte
nos mira y se complace,
pero los de Goya
ven lo nuestro una guerra
y se horrorizan ante el desastre
de nuestros cuerpos sobre la arena.
En cualquier caso
sólo quisiera besarte y marcharme,
aunque también viceversa.

Por mi falta de estilo (I)

Me llevas volando
como un avión de papel
a tu antojo,
y a estas alturas
yo ya no tengo oxígeno
ni posibles excusas
para no enamorarme.
Aunque quisiera
una buena coartada
para aquella noche
en que decidiste rajarme
el corazón a besos,
no tengo el suficiente estilo
como para hacerme de rogar.
Así que me iré
donde no haga este frío
(¿me prestas tus ojos?)
porque desde entonces
pierdo el rumbo, el sentido,
los papeles, el bolso,
la cuenta de los días
desde que tropecé contigo.

Octubre

Tengo cien bufandas en la percha
y mil abrigos en mi armario,
pero es que no entiende el invierno
que en mi cuello sólo quiero tus labios,
que como terapia contra el frío
mi piel prefiere tu cuerpo.
Que por eso quiero que seas Neruda
y me hagas lo que la primavera a los cerezos.
Y un verso final que tampoco entiende
ni viene a cuento:
te quiero.

Propuestas


[...]

No te doblegues ante mis súplicas
ni cedas a los chantajes de mis labios,
róbame el tiempo a plazos
y con intereses,
planea la huída perfecta:
ida y vuelta sin billete.

sábado, 13 de octubre de 2012

Re-flanes

La curiosidad mató al gato
y a mí tus ojos.
¿Más vale pájaro en mano?
Mejor cien besos de mis labios rojos.
Un clavo saca a otro clavo,
y tus versos cerraron los abismos
que agujereaban mi corazón roto.
Donde dije digo a ti te nombro
y si te (d)e(s)visto no te olvido.


Poesía gra(tis)nadina


Camareras. 
Será porque suena
a compañera de cama.

(Nicolás Ramajo Chiacchio)
6/octubre/2012





viernes, 21 de septiembre de 2012

Ítaca, patria querida

Algo más
que paredes que aíslan del tiempo
con sus libros
y su música de sirenas.
Sus tazas y copas
son testigos mudos
de grandes confesiones,
de amarillos y pares de naranjas.
Ítaca, mi infancia
de sábados por la mañana
y su desayuno con dos diamantes.
Morada de poetas y casualidades,
lugar sin lestrigones ni cíclopes
ni deidades enfadadas,
sino con encuentros y despedidas,
pero sobre todo
con llegadas.

?

Siempre he sido sólo un nombre,
a lo sumo ese pronombre,
en boca de personas
que no llegaban a hombres todavía,
muy educados, madrugadores,
vivían de día,
sus obligaciones, el tranvía.
Cuando yo en realidad quiero
que cada vez me llame distinta,
que me descosa las heridas
para que por fin escape el pasado,
que me coma el corazón a besos,
que se atreva a necesitarme demasiado
sabiendo que yo
no llegaré a hacerlo.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

B/N

Las únicas sonrisas a color posibles en el siglo XX
eran en los cuadros,
pero los pintores no pintaban sonrisas.

martes, 18 de septiembre de 2012

Déplacer




Un mimo me regala
una sonrisa con olor a té,
y la ciudad
unos rizos de cobre
para escuchar mejor a Joaquín
a los pies de la Alhambra,
y una mirada del mismo color
para leer a Julio
frente a esa Maga de Granada.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Círculos

Ahí estaban, como cada viernes, ella y su libro, su café sin azúcar y el camarero que la observaba con curiosidad desde el otro lado de la barra; el mismo camarero que veía cada martes al muchacho en esa misma mesa con la misma actitud.

Y una tarde le dijo al servirle su taza:
-¿Por qué no pruebas a venir un viernes?
Seguro que te sorprendes.

Y ella, 
cansada de esos rincones ya sin sorpresas para su sonrisa, 
de esos cielos apagados de atardeceres, 
abandonó la ciudad, 
se fue con su silencio a otra parte 
justo cuando la mirada de él iba a cantarle su mejor canción.

Don Nadie con nombre

Me he empezado a morder las uñas
en el café de la mañana 
porque te cuelas en mis noches
y en ellas te araño la espalda.
Unto mis labios con carmín
para conservar mejor tus besos
-lo hago a veces con buen vino
y paso horas relamiéndolos,
pues ya sabes que te miro 
con la memoria de un ciego.
Ahora echo sal al té de canela
para beberte cuando sales del mar,
y me visto con la mejor utopía
cuando paseo a solas con la soledad.
Así que me apretarás el corazón
que canta jazz rayado en un vinilo,
y me desharás después los recuerdos
para hacerme después el amor.
Por favor, te lo pido.

lunes, 30 de julio de 2012

A Don Nadie (IV)

Yo quiero llegar
a la suite de 3 estrellas
que me escondes en la alcoba
de esos ojos negros.
Pero hay muchos escalones,
si contamos con que nunca sé
subir más allá del sótano.
Ese sótano en el que me obligo a habitar
porque no sé ya vivir en otro sitio;
corazón en las cloacas,
acostumbrado a la mugre en la piel
y a bailar con las ratas.
Aunque hay fotografías y cuadros,
algunos de mis grandes libros,
música, cerveza y algo de vino
que compré para ti;
la pena es que no sé
si bajarías a este infierno por mí,
si aceptarías dejar tu Edén
por un rato con los besos de mis caderas.

Julia    


A Don Nadie (III) (Sabineros)


Por todo esto te pareceré
un corazón sin salida,
una sala de espejos,
y buscarás tu billete de ida
a una luna bien lejos
de esta loca suicida.

No tengo paciencia
para recorrer tus poros con mis besos,
pero sí puedo memorizar
todos y cada uno de tus lunares
si me los susurras en silencio.
No beso para no soñar,
igual que tú te drogas
para hacerlo sin parar.
Ládrame y te abriré
el balcón de mis ojos de gata,
abre la nevera y sírvete
mientras esta loca te mata.

Sabineros

Ya que me dejas
los labios destrozados
podrías tener la decencia
de invitarme a whisky helado.
Y tú subirme a tu cama
y dejarte de hablar tanto,
que esos labios rojos
no se besan solos, encanto.
Pero no te quiero ver a mi lado
cuando llegue la mañana;
no me trae buena suerte
amanecer abrazada a un canalla.
Tranquila, preciosa,
sólo pretendo quitarte la falda,
prometo esta vez ser decente
y decirte adiós con la mirada.


jueves, 5 de julio de 2012

Storni 63 (II)

Lo siento si he creado en ti
un complejo de coyote
con mi apariencia de correcaminos.
Juro que no quiero huir de ti
sino contigo.
Así que déjate la dinamita
y demás artificios,
derrite el hielo
de este desierto
y corramos en la misma dirección
sin prisa ni tiempo.

Storni 63

Creerás que juego a ser
esa flor perdida en un bosque
o el agua que se esconde
en la nada del desierto.
Pero todo es oscuro
a este lado del sueño,
donde no se puede reunir
tu allí con mi ahora,
donde en el aire flota
un vano deseo
mientras que no pasa
nada más que el tiempo.
Qué utópico imaginarte
al otro lado de la cama
despertándome cada mañana
colgado de mis pestañas
y un beso con tu voz de invierno
que convierte en barro
la arena de mi cuerpo.

sábado, 26 de mayo de 2012

#8

Encontrarte de repente
en cualquier esquina
de una rayuela
y confesarte toda mi vida
de un solo asalto;
llámame Amaya,
tú voz de octubre
y ojos de mayo.
Pero qué irónico pensar
que solo puedo verte
en las calles de la revolución.
Qué tontería imaginar
que camino sin buscarte
pero sabiendo
que ando para encontrarte.

martes, 1 de mayo de 2012

Farsante de Auvers

"Soy trilero", me dijo.
Pero yo seguí jugando
como buena kamikaze
porque descubrí entre su equipaje
un ramo de girasoles y lirios.

martes, 24 de abril de 2012

Mi otra yo

Lo mató. Lo mató a fuerza de blues. Fue rápido, tan sólo duró toda la noche.
Lo mató a fuerza de lágrimas, la única forma de no dejar huellas que permitieran llegar a ella.


lunes, 23 de abril de 2012

Ojos de india

Cuando el maestro me consiguió un saxo que te hubieras muerto de risa si lo ves, entonces creo que me di cuenta en seguida. La música me sacaba del tiempo, aunque no es más que una manera de decirlo. Si quieres saber lo que realmente siento, yo creo que la música me metía en el tiempo. Pero entonces hay que creer que este tiempo no tiene nada que ver con... bueno, con nosotros, por decirlo así.

Me dijo que tengo piel de terciopelo
(para poder robarme un beso),
pero no caí en la trampa
porque mi piel
es del latón
de un saxofón de lluvia.
Que tengo la cabeza muy cuerda,
pero en realidad ni siquiera
doy cuerda a los relojes:
son de sol, o de luna,
o de arena que sellé a fuego
para que no escapara
ni un sólo grano de tiempo.
Que ando siempre como perdida,
pero yo no sigo al asfalto
sino que dejo que los lunares de mis pies
me sirvan de guías.
Y en fin, que no tengo mirada de gato
sino de niña india;
qué quieres que le haga,
si tengo los ojos empapados de la vida.

domingo, 15 de abril de 2012

Llueve sobre mojado

¿Para qué querrá la lluvia
lloverle al mar?
Porque le gustan los refranes con su nombre,
o por envidia quizás.
Una estrella fugaz
contra el universo
y su eternidad.

Círculo azul

Comenzaron a hablar no recordaba bien de qué, y tampoco le alcanzaba la memoria a qué número exacto de cervezas ella le ofreció pasar la luna en el mismo colchón. Aceptó, claro, cuántas noches sin una respiración en su cuello...
Ella se atrevió a cogerlo de la mano en ese paseo, y él no dejaba de buscar algo que le llamara la atención para poder volver a buscarla. Y entonces tropezó y se sintió un poco Quincampoix al descubrirse siguiendo las flechas azules que lo llevaron a un portal con un olor a corazón de verdura que no encontraría en ningún rincón de la ciudad.
En ese colchón fue donde ella le regaló por primera vez su sonrisa de Amelie.
Cuando volvió por el camino azul al día siguiente ella ya no estaba, se había esfumado sin dejar más huellas "Poulain" que le permitieran decirle dos palabras.
Pasó el tiempo, cervezas en dosis individuales y una terrible soledad. Pero todo se cura, dicen, y en el mismo bar conoció a otra mujer, como si el faubleux destin quisiera ayudarlo a olvidar. Ella le ofreció su casa: "no es gran cosa, ya sabes, piso alquilado".
Pero se arrepintió de aceptar cuando se sorprendió con esa sensación-Quincampoix siguiendo aquellas flechas azules otra vez. Si era broma no tenía gracia. Llegó a ese portal de la verdulería y quiso volver. Pero ese pelo negro del mismo color que la mirada que tenía enfrente no se lo permitió. Así que subió al ascensor y él pulsó el botón del 5. "¿Cómo lo sabes?". "Intuición". Y también la guió por ese pasillo hasta la cama en la que cada beso le supo como una magdalena de libro, a pastel de cerezas.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Confesiones en gíglico II (Doña Nadie)

Para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero
Julio Cortázar


Lo único que sé de navegación
es algo de la historia de Roma
y rescatar fideos con cuchara.
Mis conocimientos de botánica
se reducen al té con jazmín,
y los de medicina a temblores de piernas
cuando creo que me enamoro.
De pintura sólo sé
colorear mis labios de rojo,
y le advertí de mi amor (o locura)
por el aire de Van Gogh y Chagall,
por el azul de Picasso,
mi debilidad (o locura)
por Cortázar y el uruguayo.
No sé apostar al póker
(siempre pierdo si llevo corazones).
¿Música? Guitarra y saxofones.
Mis buenos modales se basan
en tomar café sin azúcar
(y sin aliento),
en llevar el alma desnuda
y olvidar el pedal de freno.
Pero lo tranquilicé con mis ojos:
es más fácil olvidarlos
que enamorarse de ellos
con esta luna sin reloj.

viernes, 23 de marzo de 2012

Amapola azul


En gíglico me confesó
que iba buscando algún amor
por miedo a morir solo

Confesionesengíglico

Me confesó entre trago y trago que iba buscando amores por miedo a dormir solo.
Que la noche negra lo desesperaba y lo dejaba vacío por las mañanas.
Que prefería no tener que buscar más, con una se conformaría, aunque no le importaba usar y tirar.
Me confesó entre calada y calada que iba buscando algún amor por miedo a morir solo.
Me confesó que, si yo quería, (una noche o toda la vida) sería su todo.

lunes, 19 de marzo de 2012

Madrid 8 a 11

La paz de los acordeones de París en cada boca al aire, con voz de Amstrong, o un arpa en el último pasillo del subsuelo que hace que me tiemblen los huesos del corazón, un escalofrío por cada acorde.
Encontrar al violinista de Chagall al lado del poeta, y un poco más lejos la casa azul cerca de la zorra y las uvas. Chagall, de trazo triste y aire triste y azul triste.
Velázquez anda al doblar la esquina de la calle de Rubens, y al  fondo del pasillo me saluda el arlequín con su espejo. El Kandinsky tricolor sonríe cuando corro al verlo y me llama Picasso otra vez. Van Gogh y Degas y Lautrec y Hopper me sorprenden y me presentan lienzos de desconocidos. Manet, Monet, Gauguin y Renoir me hacen libre entre cuatro paredes, entre jardines y pinceladas confusas.
La niña de Renoir del rincón quiere jugar con el niño de Picasso y su perro azul mientras los mira melancólica la bebedora de absenta; y de pronto los colores de Kandinsky me vuelven a llamar.
La Venus de Ammannati me habla con esos ojos negros.
La luna es más verde y redonda que nunca.
El Botánico con los lirios y el almendro de Van Gogh (que me espía desde los ojos de un niño explorador). Las flores caen al suelo como al pasto el rocío. La palmera, perfecta y soberbia, vigía que admira la belleza del blanco magnolio mientras los narcisos se marchitan de celos. Los trozos de mi bosque diseminados entre flores.
Los libros viejos y mi promesa de volver una mañana de domingo.
El Retiro con sus jazzistas-de-sonrisas, la magia de un negro cubano-pseudoalemán y la alegría del payaso-de-piruleta. Los árboles bañándose sin pudor para que los observen desde los ventanales del palacio de cristal (pero prefiero perderme en el argentino que dibuja tangos).


sábado, 25 de febrero de 2012

A Don Nadie (2)

Funambulista en un abismo
busca malabarista de nacimiento
que la coja de la mano
y ame al guitarrista ciego.
Escríbeme poemas
con sombras chinescas,
dibuja mi sonrisa con el barro
del fondo de un charco.
Compón una canción para mí
con cascabeles en clave de ti.
No me prometas la luna:
enséñame todos tus luna-res;
no me prometas el sol:
abrázame en las sol-edades.
No me hables sobre física:
sólo entiendo de órbitas y mímica
(déjame entrar en la órbita de tu ombligo
y sabrás lo que dice una caricia).
No quiero anillos de oro engarzado
sino que te enamores de mi pelo rizado.
Que los poros de tu piel
sean mosaicos naranjas y violetas,
que no dejes de bailar conmigo,
que te guste volar cometas.
Que tomemos cerveza
en la copa de alguna palmera
mientras te cuento historias
de delfines y lunas llenas.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Latidos con otra voz

http://laondadebullas.jimdo.com/secciones/cruzando-el-para%C3%ADso/

Muchas gracias por dejar vivir un poema mío en la radio :)


A Don Nadie

Me da igual
que la única noche 3 estrellas
que puedas ofrecerme
sea una cama rodeada de velas
encendidas por cerillas
con ese nombre.
No me importa
que la única pintura
que puedas hacer de mí
sea calcar con pintalabios
mi foto de carnet
en un cartón de tetra-brick.
Me da igual
que no me regales ramos
de flores asesinadas;
las prefiero de papel
o de madera pintada.
No me importa
 que el único recuerdo
de un arlequín de Italia
que podamos tener
sean los rombos
de tu mirada.
Y me da igual
que no hayas leído
toda la literatura.
Sólo te pido que me cuentes
cuentos bajo la luna.

lunes, 20 de febrero de 2012

País de pozos

El único condenado por el franquismo
es el juez que lo denuncia,
se siguen enriqueciendo los ricos
mientras que mis ojos se ensucian
al ver la podredumbre, nuestros políticos,
salir a la calle sin repudias.
El pueblo de pozos anda sordo
y ciego y manco y mudo,
no tiene el valor de rechazarlos
y alzar su queja a todo el mundo.
No entiendo de leyes ni política,
entiendo de injusticias,
y lo que está pasando en los pozos
es que cada vez más se llenan y vacían
(de dinero por codicia,
de sentido común por la no-justicia).
ABRID LA MENTE Y LA GARGANTA

miércoles, 8 de febrero de 2012

Monstruo de papel

Nadie por la ventana,
ni siquiera un gigante
o un beso de esquimal.
Nada, nadie.
Espero, espero,
no pasa nada más que el tiempo;
tendré que romper ese maldito cuco
y escribir algún monstruo en el papel.
Tendrá la mirada azul hielo
y sonrisa negra
(no, no tendrá sonrisa),
su piel es pura celulosa
(o células a secas)
con escamas y ventosas,
con notas en clave de re
recitando mis peores pesadillas
y versos de ayer
que escuecen en heridas olvidadas
(que ni siquiera la luna
quería recordar)
manchando mis ojos de sal
(no hay azúcar para el café).

Troya

Suena París
con la Maga y Amelie
en un solo acordeón
(cómo cabe tanto arte
en un simple corazón).
Con aire de regreso
pero el único que vuelve a mí
es el frío de la calle
a rajarme desde los labios
hasta la sangre.
Hay golpes tan duros
que ojala pudiera resolverlos
junto a ese cuerpo que ama.

Soledad

Yo no estoy a solas con mi soledad,
estoy a solas nomás.
Ni siquiera ella me acompaña
(se va con los poetas
a que le escriban alguna pavada).
Soy más del uruguayo,
tengo una soledad tan desolada
que ni siquiera tengo
a la soledad conmigo.

sábado, 4 de febrero de 2012

Corazón de desguace

En este corazón de alcantarilla
la miel es amarga y de ceniza,
los cafés  necesitan demasiado azúcar
mientras que se enfrían.
Hay ratas que borran
los dibujos de tiza
y dejan reluciente el suelo negro
y las paredes vacías.
Sus versos ya no saben volar
y asaltar en cualquier esquina
para recitar a alguien
su mejor sonrisa
(los atemoriza una sombra
vestida de cobardía).
En este corazón de barro
las únicas melodías
no son jazz
sino tangos de arrabal.
La luna ya no brilla
(las estrellas no se visten de gala
sino de luto)
pero tampoco se hace de día.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Azul...

Azul, líneas en el mar

(Antonio Vega)

Huellas en el mar.
Las gaviotas vuelan
rozando el horizonte
y cuando nadie las ve
pasan de alga en alga
siguiendo las huellas
que dejan los hombres.
Porque hay en el océano
un registro de huellas:
contiene manos y pies,
piernas y hasta aletas.
Pero siguen buscando,
lo que les interesa encontrar
son miradas o rastros de caricias,
leen pequeñas historias
o declaraciones a escondidas.
Descubren peleas cotidianas
a ras de las superficie,
pero los corales esconden
los secretos de una esfinge.
Granos de sal desbancados por azúcar,
rastros de caracoles desorientados,
rizos de melenas desterradas al olvido,
ases de póker desafortunados.
A veces le da por pensar
que sólo obtendría
libertad en el mar;
y no te equivocas,
diosa de la Antigüedad.

A Clodia, Marina, Esther y mis monstruos de domingo 

Buenos días

El mundo me da
los buenos días
como hacía tiempo
que no los tenía.
La farola de la calle
brilla más que de noche,
la casa del fondo
no es las torres bermejas
pero está iluminada ocre y rojo.
El cielo, bien azul,
se cuela por las cortinas
y proyecta en la ventana
la película de cien vidas:
en apenas 5 segundos
por la esquina de arriba
han cruzado volando
cien gaviotas en fila
(blanco, negro, blanco, negro,
sobre el lienzo azul del día),
batiendo las alas,
batiendo la vida.

A Don Nadie

Me da igual
que la única noche 3 estrellas
que puedas ofrecerme
sea una cama rodeada de velas
encendidas por cerillas
con ese nombre.
No me importa
que la única pintura
que puedas hacer de mí
sea calcar con pintalabios
mi foto de carnet
en un cartón de tetra-brick.
Me da igual
que no me regales ramos
de flores asesinadas;
las prefiero de papel
o de madera pintada.
No me importa
 que el único recuerdo
de un arlequín de Italia
que podamos tener
sean los rombos
de tu mirada.
Y me da igual
que no hayas leído
toda la literatura.
Sólo te pido que me cuentes
cuentos bajo la luna.

Egea

Estoy des-orientada
pero también des-occidentada
y des-mundada desde que nací,
y lo mismo les ocurre a ellos conmigo:
des-paulados hasta el fin.

sábado, 28 de enero de 2012

Valparaíso de Clodia

Olor a puerto loco
tiene Valparaíso,
olor a sombra, a estrella,
a escama de la luna
y a cola de pescado.
El corazón recibe escalofríos
en las desgarradoras escaleras
de los hirsutos cerros:
allí grave miseria y negros ojos
bailan en la neblina
y cuelgan las banderas
del reino en las ventanas:
las sábanas zurcidas,
las viejas camisetas,
los largos calzoncillos,
y el sol del mar saluda los emblemas
mientras la ropa blanca balancea
un pobre adiós a la marinería.

Calles del mar, del viento,
del día duro envuelto en aire y ola
callejones que cantan hacia arriba
en espiral como las caracolas:
la tarde comercial es transparente,
el sol visita las mercaderías,
para vender sonríe el almacén
abriendo escaparate y dentadura,
zapatos y termómetros, botellas
que encierran noche verde
[...]


miércoles, 18 de enero de 2012

Música, por favor

(I)
Sólo las guitarras
me hablan en días así,
en que las necesito
y ellas necesitan que las escuche
alguien gris.

(II)
Los saxofones
son para cuando llueve
fuera y dentro;
entonces ellos me mojan y me secan,
me sacan del túnel
pero me tiran a un pozo
más negro
que los gatos que se cruzan
en mitad de la nada.

(III)
La armónica es para cuando
mi alma está en un abismo,
abismo de recuerdos,
al abismo de unos besos,
en el precipicio de un amor,
de unas pestañas que guardan
universos del polo.

(IV)
Los violines y los pianos
son para bailar,
pues mientras bailes no podrás morir
aunque desee que el fin del mundo
me pille bailando.

*Al final me doy cuenta
de que no quiero melodías
que no salgan de un silencio verde.

N

Ya no sé mirar,
mis ojos no aciertan a ver,
no pueden descifrar el aire
ni los colores de la lluvia.
No sé colarme en corazones ajenos
ni dejar que almas cálidas me abriguen;
no sé quitarme de encima
todo este frío.
Las calles parece que comunican
cuando mis poemas las llaman,
no quieren que escriba sus historias.
Sólo sé morirme de nostalgia
en medio de la soledad
que se proponen imponerme.

Año nuevo (y nada más)

Al acabar los años
la gente tiene la estúpida costumbre
de hacer inventarios
al calor de la lumbre.
Yo hago catálogos
de cosas que me mueven:
las nueces partidas por la mitad
porque parecen un corazón salado
(aunque siempre se me rompen
en pedazos entre las manos).
La palabra todavía,
símbolo de la esperanza.
Inventarme mundos al revés
y en cada calle siempre teatro y danza.
Pero no puedo soportar
que me miren cuando escribo
porque es como si me violaran la mente.
Tampoco tener que frotar los ojos
cuando están cansados
para poder seguir mirando
(qué injusto que haya número límite
de cosas para observar cada día).
Mi fin de año se reduce
a reflexiones:
el amor proviene de la guerra
y también viceversa.
Y ojala que el 2011
hubiese sido bisiesto,
por aquello de joder al tiempo
y poder alargar un te quiero.

miércoles, 11 de enero de 2012

Necesario amanecer (II)

A mi alma de violín


Era la típica figura
por la que todos se giran,
la que todos quieren ver mejor.
Derrochaba melancolía
con cada...¿paso?
No, no andaba; se movía
con pasos, sí, pero...
sus talones jamás llegaron a tocar el suelo
y tampoco sus rodillas.
Sus pasos eran de baile. Bailaba.
Teñía la luz de gris,
llenaba el aire de soledad fría,
caliente, apacible,
demoledoramente vacía.
Se enamoraban de ella
más por pena que por amor,
más por su belleza
y por compasión;
pero hacía tiempo que andaba con alguien
que la hacía feliz y no.
Ella era feliz con la danza,
era libre pero esclava
de ella misma y su pasión.
Pobre corazón,
ya latía a ritmo de pianos y violines
incluso sobre el colchón,
enviaba un do-re-la-sol-la-do
(pero nunca un mi)
cada noche
mezclado con la sangre y el alcohol.

lunes, 9 de enero de 2012

Wounds

Un día de estos me voy a hacer una herida en la carne lo suficientemente grande como para que quepan en ella un par de dedos. No sé aún si en la pierna o el estómago, para que pueda maniobrar bien con las dos manos. O en el cerebro, ¿os imagináis? Tocar el botoncito de las cosquillas y reír sin parar o el botón de la melancolía. Cada vez que lo recuerde la volveré a abrir, me llenaré de sangre y líquidos infectados y lágrimas (aunque lo iré perfeccionando hasta no llorar), de trozos de músculos o de vísceras.
¿Qué pasa? ¿Por qué esas caras de asombro? Lo mismo pasa con las heridas que llevo en el alma y nadie se sorprende ni preocupa si me empeño en morir de dolor.

jueves, 5 de enero de 2012

nuts

Me gustan las nueces
partidas por la mitad
porque parecen un corazón;
a mí siempre se me rompen
en pedazos
entre las manos.

cotilla

No me gusta que me miren
justo en el momento
en que escribo;
si lo leen a la misma vez que lo hago
van sabiendo a cada segundo
lo que siento,
pero si lo leen después
estoy a salvo.

martes, 3 de enero de 2012

a-ojos-cerrados

Con los ojos cerrados
los colores son más vivos;
incluso puedes inventártelos
y rescatar a algunos del olvido.
En mitad del invierno
pueden vivir colores de calor,
o en el desierto
con sólo bajar los párpados
se ve el multicolor o el subsuelo.