sábado, 28 de enero de 2012

Valparaíso de Clodia

Olor a puerto loco
tiene Valparaíso,
olor a sombra, a estrella,
a escama de la luna
y a cola de pescado.
El corazón recibe escalofríos
en las desgarradoras escaleras
de los hirsutos cerros:
allí grave miseria y negros ojos
bailan en la neblina
y cuelgan las banderas
del reino en las ventanas:
las sábanas zurcidas,
las viejas camisetas,
los largos calzoncillos,
y el sol del mar saluda los emblemas
mientras la ropa blanca balancea
un pobre adiós a la marinería.

Calles del mar, del viento,
del día duro envuelto en aire y ola
callejones que cantan hacia arriba
en espiral como las caracolas:
la tarde comercial es transparente,
el sol visita las mercaderías,
para vender sonríe el almacén
abriendo escaparate y dentadura,
zapatos y termómetros, botellas
que encierran noche verde
[...]


miércoles, 18 de enero de 2012

Música, por favor

(I)
Sólo las guitarras
me hablan en días así,
en que las necesito
y ellas necesitan que las escuche
alguien gris.

(II)
Los saxofones
son para cuando llueve
fuera y dentro;
entonces ellos me mojan y me secan,
me sacan del túnel
pero me tiran a un pozo
más negro
que los gatos que se cruzan
en mitad de la nada.

(III)
La armónica es para cuando
mi alma está en un abismo,
abismo de recuerdos,
al abismo de unos besos,
en el precipicio de un amor,
de unas pestañas que guardan
universos del polo.

(IV)
Los violines y los pianos
son para bailar,
pues mientras bailes no podrás morir
aunque desee que el fin del mundo
me pille bailando.

*Al final me doy cuenta
de que no quiero melodías
que no salgan de un silencio verde.

N

Ya no sé mirar,
mis ojos no aciertan a ver,
no pueden descifrar el aire
ni los colores de la lluvia.
No sé colarme en corazones ajenos
ni dejar que almas cálidas me abriguen;
no sé quitarme de encima
todo este frío.
Las calles parece que comunican
cuando mis poemas las llaman,
no quieren que escriba sus historias.
Sólo sé morirme de nostalgia
en medio de la soledad
que se proponen imponerme.

Año nuevo (y nada más)

Al acabar los años
la gente tiene la estúpida costumbre
de hacer inventarios
al calor de la lumbre.
Yo hago catálogos
de cosas que me mueven:
las nueces partidas por la mitad
porque parecen un corazón salado
(aunque siempre se me rompen
en pedazos entre las manos).
La palabra todavía,
símbolo de la esperanza.
Inventarme mundos al revés
y en cada calle siempre teatro y danza.
Pero no puedo soportar
que me miren cuando escribo
porque es como si me violaran la mente.
Tampoco tener que frotar los ojos
cuando están cansados
para poder seguir mirando
(qué injusto que haya número límite
de cosas para observar cada día).
Mi fin de año se reduce
a reflexiones:
el amor proviene de la guerra
y también viceversa.
Y ojala que el 2011
hubiese sido bisiesto,
por aquello de joder al tiempo
y poder alargar un te quiero.

miércoles, 11 de enero de 2012

Necesario amanecer (II)

A mi alma de violín


Era la típica figura
por la que todos se giran,
la que todos quieren ver mejor.
Derrochaba melancolía
con cada...¿paso?
No, no andaba; se movía
con pasos, sí, pero...
sus talones jamás llegaron a tocar el suelo
y tampoco sus rodillas.
Sus pasos eran de baile. Bailaba.
Teñía la luz de gris,
llenaba el aire de soledad fría,
caliente, apacible,
demoledoramente vacía.
Se enamoraban de ella
más por pena que por amor,
más por su belleza
y por compasión;
pero hacía tiempo que andaba con alguien
que la hacía feliz y no.
Ella era feliz con la danza,
era libre pero esclava
de ella misma y su pasión.
Pobre corazón,
ya latía a ritmo de pianos y violines
incluso sobre el colchón,
enviaba un do-re-la-sol-la-do
(pero nunca un mi)
cada noche
mezclado con la sangre y el alcohol.

lunes, 9 de enero de 2012

Wounds

Un día de estos me voy a hacer una herida en la carne lo suficientemente grande como para que quepan en ella un par de dedos. No sé aún si en la pierna o el estómago, para que pueda maniobrar bien con las dos manos. O en el cerebro, ¿os imagináis? Tocar el botoncito de las cosquillas y reír sin parar o el botón de la melancolía. Cada vez que lo recuerde la volveré a abrir, me llenaré de sangre y líquidos infectados y lágrimas (aunque lo iré perfeccionando hasta no llorar), de trozos de músculos o de vísceras.
¿Qué pasa? ¿Por qué esas caras de asombro? Lo mismo pasa con las heridas que llevo en el alma y nadie se sorprende ni preocupa si me empeño en morir de dolor.

jueves, 5 de enero de 2012

nuts

Me gustan las nueces
partidas por la mitad
porque parecen un corazón;
a mí siempre se me rompen
en pedazos
entre las manos.

cotilla

No me gusta que me miren
justo en el momento
en que escribo;
si lo leen a la misma vez que lo hago
van sabiendo a cada segundo
lo que siento,
pero si lo leen después
estoy a salvo.

martes, 3 de enero de 2012

a-ojos-cerrados

Con los ojos cerrados
los colores son más vivos;
incluso puedes inventártelos
y rescatar a algunos del olvido.
En mitad del invierno
pueden vivir colores de calor,
o en el desierto
con sólo bajar los párpados
se ve el multicolor o el subsuelo.