Me llevas volando
como un avión de papel
a tu antojo,
y a estas alturas
yo ya no tengo oxígeno
ni posibles excusas
para no enamorarme.
Aunque quisiera
una buena coartada
para aquella noche
en que decidiste rajarme
el corazón a besos,
no tengo el suficiente estilo
como para hacerme de rogar.
Así que me iré
donde no haga este frío
(¿me prestas tus ojos?)
porque desde entonces
pierdo el rumbo, el sentido,
los papeles, el bolso,
la cuenta de los días
desde que tropecé contigo.
"para aquella noche
ResponderEliminaren que decidiste rajarme
el corazón a besos".
Tus imágenes siempre me fascinan.