lunes, 30 de julio de 2012

Sabineros

Ya que me dejas
los labios destrozados
podrías tener la decencia
de invitarme a whisky helado.
Y tú subirme a tu cama
y dejarte de hablar tanto,
que esos labios rojos
no se besan solos, encanto.
Pero no te quiero ver a mi lado
cuando llegue la mañana;
no me trae buena suerte
amanecer abrazada a un canalla.
Tranquila, preciosa,
sólo pretendo quitarte la falda,
prometo esta vez ser decente
y decirte adiós con la mirada.


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