sábado, 17 de noviembre de 2012

Artísticamente incorrectos

El autobús llegará justo cuando encendamos el cigarrillo 
y lloverá al día siguiente de lavar el coche, 
pero no sirve encender el cigarrillo para que llegue el autobús 
ni lavar el coche para que llueva.


Llegué con el corazón en barbecho
anegado en tinta china
-esa con la que se escriben los recuerdos
que empiezan por la "h"
del humo de un cigarro
que encendí para que el azar
te hiciera cruzar caminando.
Llegué con el corazón sudado
a un portal, casi sin aliento
porque voy siempre con prisas
y tú nunca llegas a tiempo,
y no quería que pasara de largo
el hombre de mis sueños.
Tomé tu mano cargada de sonetos
y me levantaste el vestido
para alejarme del miedo y el frío,
y llovían melodías del cielo
y tus pies con los míos
los bailaban en el suelo
sin paraguas, con sombrero.
[...]
Me deshice de cualquier reloj
que supiera medir el tiempo
y volví a encender un cigarro
a ver si aparecías pronto otra vez
con los bolsillos llenos
de miradas en verso
y quedarme a vivir
en tus metáforas y tus silencios.

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