sábado, 17 de diciembre de 2011

Dancing in the rain


A veces, en invierno no todo es malo,
la lluvia puede ser de Benedetti:

La lluvia es una reja y a través de esa reja veo el paisaje, las calles, tu rostro que parece llorar. Lo que ocurre es que la lluvia es un llanto, pero ¿de quién? ¿Alguien vio alguna vez las lágrimas de Cristo, cuando invocaba al padre y él nunca respondía?

La lluvia es salud. Si el entorno llora es porque vive. ¿Qué diferencia habrá entre llorar de amor y llorar de dolor? Hasta los ciegos ven la lluvia cuando ésta los bendice como un fantasma generoso.

Extendemos las manos y la lluvia las moja como una limosna. En mi memoria hay lluvia de ayer y no la olvido.

La lluvia es una reja y a través de esa reja me reconcilio con el mundo, que esta lleno de prójimos, de tristes. Con la lluvia se pagan las deudas del alma, que después de esa entrega va a dormir tranquila. Hay lluvias de palabras y lluvias de silencio.

La lluvia es una reja y a través de esa reja me veo en un espejo en que estoy pero enrejado.
Y cuando en una hora señalada no haya más lluvia y aparezca el sol, ese implacable, me veré extraño, casi otro, y sentiré nostalgia de la lluvia.


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