viernes, 23 de diciembre de 2011

La bailarina coja

(I)
Tantas veces quiso despertar una mañana metamorfoseado en esos dos párpados...Estaba seguro de que nunca lo había visto, así como de que tampoco se percataba de la mirada inmóvil que tenía encima durante esos ratos. ¿En dónde estaría la mente de ese cuerpo? ¿Qué pensaría, que la abstraía por completo? Un día le echó valor, se le acercó y se lo preguntó. La respuesta que obtuvo fue: bailo.


(II)
La bailarina coja danzaba de forma macabra por los adoquines rotos que formaban cuadros de un mal impresionista. En una esquina topó con el poeta al que ya había visto en alguna que otra barra de bar. Él le preguntó a dónde iba bailando tan melancólica y le contestó que al sitio donde él recitaría esa noche.
-¿A verme?
-No, a que me veas tú.

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