jueves, 24 de febrero de 2011

Teatros escondidos

No llevar ni para un café nos llevó a caminar sin rumbo. Callejuelas con adoquines, ventanas de madera, farolas a la italiana...y llegamos a uno de los muchos teatros de la ciudad, nos sentamos frente a él, felices y observadores. Su brillo en nuestros ojos, risas y sonrisas, ajenos al resto de vidas vacías que paseaban por allí. Una verdadera pena que la gente no los conozca, no los aprecie cuando pasan delante de ellos y nos mire como si fuésemos pobres vagamundos.


2 comentarios:

  1. ¿Pena?
    Prefiero que mi esquina, mi rincón, mi teatro, sea indifente para el resto. Detestaría que alguien que yo no quisiera descubriera la magia de mi lugar preferido.

    ResponderEliminar
  2. Lo que me da pena es que no vean la magia en ningún lugar, ni uno sólo, porque si la hubieran visto no nos hubiesen mirado con cara de "y estos arrastrados ¿qué hacen ahí tirados?". en fin, una suerte poder contemplarlos =)

    ResponderEliminar