Y acariciar,
como se acaricia una taza
con frío afuera
o una piel de hace tiempo,
como se acarician las teclas
de un saxofón
o de una vieja Olivetti.
Acariciar como acaricia el portugués
o unos cuantos versos,
como acaricia el formato-susurro.
Acariciar como cuando se ama.
En fin, acariciar, nomás.
Deberíamos robarte este poema para la revista...
ResponderEliminar