martes, 30 de noviembre de 2010

Una vida entera

Dieciocho años no dan para mucho históricamente, pero a mí me han sobrado para vivir todo lo que llevo ya a mis espaldas.
Desde el nacimiento de mi hermana hasta que nadábamos juntas en aquella piscina, desde la primera caída en bici hasta la fractura de clavícula, desde mi pasión por Granada hasta mi primer amor, desde la visita del lejano Oriente hasta mi primera amiga...
Han pasado mil cosas en mi vida en tan sólo dieciocho años, y quién sabe los millones que vendrán -¿seré poeta o marinera?¿En España o en la luna?. Algo nunca cambiará: preferiré siempre el verano y su calor, la luna llena, el color azul, el mar, el libro de papel, mi amiga lo será siempre...
Así es como está el mundo desde que el hombre es hombre: hay algunos cambios, como revoluciones, tecnología, plástico..., pero lo esencial jamás cambiará.


Seguirá habiendo leyes contra la libertad y dictadores apoyados por quienes les han regalado la suya, vidas malgastadas en nombre de una patria o un dios, poemas perdidos en el tiempo, lágrimas y sollozos de almas en soledad, cadenas al amor... Pero sobre todo algo será inmutable hasta que el hombre desaparezca: crearán un verano perpetuo, llenarán la luna de metal, contaminarán los ojos hasta dejarnos ciegos, el mar será vertedero mundial, los papeles serán billetes, condenarán al amor y la amistad...
Y seguirán llamando rojos de mierda, revolucionarios, anti-sistema, anarquistas de pacotilla a quienes intenten hacer que esto no se convierta en una realidad, a quienes luchan por ser felices en la única vida que poseen (sin rendir cuentas a nadie más que a sí mismos, sin matar a sus propios hermanos...), a quienes están en contra de cualquier poder que coarte su derecho a ejercer la libertad, a quienes no quieren servir a un inepto y alimentarlo con su dolor... a esos inconformistas con pantalones de rayas y rastas en la cabeza exterminarían sin saber que ellos emplean la razón en sus actos, se guían por una bandera con la libertad como único fin, respetan la vida de la naturaleza y humanos por igual, sin saber, en definitiva, que ellos son lo que se llama personas y no lo que pretende la maldita sociedad.

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