jueves, 2 de diciembre de 2010

Lágrimas de Arte

 


Las mejores conversaciones son las que se dan frente a una taza de café: bombón, asiático, florencia… todos asisten a las reflexiones de sus besadores furtivos, a sus sueños, a su continuo divagar acerca de un mundo mejor, de los deseos, de fracasos o del amor.

*-¿Sabes? Es perfecto. Esto es amor puro, sin celos, con pasión, sin penas, es el amor por el amor.

*-Como Bécquer y toda la hilera de románticos, creo que el alma huye del cuerpo al soñar y conoce otros lugares, otras gentes, mantiene una vida paralela que acaso es la vida realmente, porque de lo contrario, ¿por qué soñar?

*-Algún día todos ustedes se sentirán muy orgullosos de mí; no escucharán una canción mía en la radio ni leerán mis artículos en la prensa, y mucho menos recibiré nunca premio alguno. Verán que en el mundo desaparece la religión y la política, y con ello la pobreza, la miseria, la discriminación…
No se alarmen, no asesinaré a nadie, porque si lo hiciese acabaría también con mis propios valores. Lo lograré desde el Arte, ese por el que he derramado tantas lágrimas y con el que he aprendido a fabricar mi propio mundo ideal. Porque no hay arma más eficaz que la palabra sincera del corazón; ¿por qué sino se puede destruir todo avance o mejora con una bomba y no ocurre lo mismo con las palabras? Todo en el mundo es frágil, se empeñan en dominar la naturaleza, pero caerán de ese árbol cuando vean que no pueden atar un rayo ni poner vallas al cielo, no pueden acabar con los sueños ni resistir una ola salvaje, no pueden vencer las fauces de un león sin recurrir a las armas. Son débiles, a pesar de sus corbatas al cuello, que no son más que su propias horcas, y sus trajes negros -¿intentan imitar a la raza a la que destruyen?
Cada vez son más incoherentes, aunque califiquen a esa enfermedad de “progreso” o “sociedad” o “evolución”. Se degradan a un ritmo alarmante.
Pero todo esto cambiará gracias al arma pacífica que es el Arte.

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